luns, 19 de xaneiro de 2015

TEMA 6: LA LITERATURA ESPAÑOLA DESDE FINALES DEL SIGLO XIX


HASTA LA GUERRA CIVIL
EL MARCO HISTÓRICO Y SOCIAL DE ESPAÑA EN EL SIGLO XX
LAS GRANDES CORRIENTES DE LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XX
1. EL MODERNISMO
1.1. Concepto.
1.2. Los Orígenes del Modernismo.
1.2.1. Raíces históricas y sociales.
1.2.2. Raíces literarias.
1.3. Temática del Modernismo.
1.4. El estilo modernista.
Rubén Darío.
2. LA GENERACIÓN DEL 98
2.1. Concepto.
2.2. Evolución Ideológica de la Generación del 98.
2.2.1. Primera etapa: Juventud del 98.
2.2.2. Segunda etapa: El Grupo de los Tres.
2.2.3. Tercera etapa: Madurez del 98.
2.3. Estética del 98.
2.4. Temas del 98.
3. LA GENERACIÓN DEL 1914 Y EL NOVECENTISMO
La poesía de Juan Ramón Jiménez.
4. EL VANGUARDISMO
Movimientos vanguardistas: Futurismo, Dadaísmo, Cubismo, Ultraísmo,
Creacionismo y Surrealismo.
5. EL GRUPO POÉTICO DEL 27
5.1. Nómina de autores.
5.2. Características.
5.3. Recursos métricos.
5.4. El final del grupo del 27.
6. EL TEATRO ESPAÑOL ANTERIOR A 1936
6.1. Características generales.
6.2. Tendencias del teatro español en el primer tercio de siglo.
Valle-Inclán.

EL MARCO HISTÓRICO Y SOCIAL DE ESPAÑA EN EL SIGLO XX

La vida política de finales del siglo XIX y principios del XX sigue presidida por el turno de conservadores y progresistas en el gobierno. Fuera de estos “partidos dinásticos” hay otros grupos que van de los carlistas a los republicanos y, más a la izquierda, los socialistas y los anarquistas. Los principales temas de debate y conflicto son el regionalismo, la reforma agraria, la industrialización y la “cuestión social”.

La sociedad presenta, en su base, una gran masa rural –dominada por el caciquismo─ y un proletariado aún poco desarrollado (en Cataluña y País Vasco); en estos sectores prenden doctrinas revolucionarias. Su pobreza contrasta con el poder y el lujo de la aristocracia y la alta burguesía de las ciudades, encasilladas en posturas conservadoras. Entremedias, hay una pequeña burguesía o “clase media”, a menudo descontenta y propicia al reformismo, aunque temerosa de revoluciones.
La tensión social y los problemas económicos (atraso, crisis...) son graves, pero muchos españoles viven inconscientes y optimistas. Unos trágicos acontecimientos vendrán a sacudir las conciencias más sensibles.

En 1898,vídeo guerra de Cuba tras varios años de guerra, Cuba, Puerto Rico y Filipinas van a conseguir su independencia con la ayuda decisiva de Estados Unidos: la escuadra española quedará destrozada en Santiago de Cuba y en Cavite, las pérdidas humanas y económicas son cuantiosísimas. Es el “Desastre del 98”
1906: atentado contra Afonso XIII.
1909: semana trágica de Barcelona.  El desencadenante de estos violentos acontecimientos fue el decreto del primer ministro Antonio Maura de enviar tropas de reserva a las posesiones españolas en Marruecos, en ese momento muy inestables, siendo la mayoría de estos reservistas padres de familia de las clases obreras. Durante la represión destaca la condena a muerte en un consejo de guerra de Francisco Ferrer Guardiapedagogo  cofundador de la Escuela Moderna, acusado de ser el máximo responsable de los sucesos de la Semana Trágica, y que finalmente sería ejecutado el 13 de octubre. Maura acaba dimitiendo.
910 - Real Orden 8 marzo. Se abren las puertas de la universidad a las mujeres. (Medida del conde de Romanones).
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) a pesar de la neutralidad española, sirvió para dividir más a un país ya de por sí no muy unido.
La huelga general (1917) vídeo, con el descontento de la clase obrera, y el desastre de Annual (1921)vídeo del desastre de Annual, descontento de la clase militar, desemboca en la Dictadura “blanda” de Primo de Rivera que se verá incapaz de frenar las sucesivas crisis económicas que abaten a un país en plena ebullición.
El protectorado español de Marruecos: acuerdos franco-españoles firmados el 27 de noviembre de 1912, España ejerce un régimen de protectorado

Ocho meses antes de los acuerdos, Francia había creado su propio protectorado sobre la mayor parte del actual Marruecos. Sin embargo, la creación de una administración colonial sobre los territorios del protectorado en el Rif no se produciría hasta1927, una vez la zona hubo sido pacificada. El protectorado duraría hasta el día 7 de abril de 1956, salvo la Zona Sur que España administraba unida al Sahara español, y que fue entregada a Marruecos en 1958.
 La II República (1931)  La constitución recoge los siguientes rasgos:
  • Soberanía popular. Se declaraba al nuevo estado español como una "República democrática de trabajadores de todas clases".
  • Sufragio universal masculino y femenino. Tras un largo y complejo debate en las Cortes, las mujeres españolas obtuvieron el derecho de voto.
  • Extensa declaración de derechos y libertades.
    • Derechos civiles: divorcio, equiparación hijos legítimos e ilegítimos.
    • Derecho a la educación.
  • Poderes del Estado
    • Poder legislativo quedó en manos de unas Cortes unicamerales.
    • Poder ejecutivo
      • Presidente de la República con escasos poderes.
      • Jefe de Gobierno, nombrado por el Presidente pero que debía contar con la aprobación de las Cortes.
    • Poder judicial en manos de los tribunales de justicia.
  • Por primera vez en nuestra historia, se establece el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía.
  • En lo relativo a la "cuestión religiosa" se establece un estado laico:
    • Separación de la Iglesia y el Estado
    • Desapareció el presupuesto de culto y clero
    • Prohibición de ejercer la educación
    • Libertad de conciencia y cultos    

 El 18 de julio del 36 se produce un golpe de estado efectuado por militares y apoyados por potencias extranjeras como Alemania e Italia. Con la victoria  del sector fascista comienza la Dictadura de Franco (esta no tan blanda), hambre, odio, represión censura... son las constantes de la posguerra. Así hasta el año 50, en el que las primeras transformaciones aperturistas se perciben en el régimen dictatorial.

LAS GRANDES CORRIENTES DE LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XX

1. Modernismo: jóvenes escritores de España e Hispanoamérica con impulsos innovadores fruto de la crisis de la conciencia burguesa.

2. Generación del 98: escritores llamados al principio modernistas que, aunque animados por el mismo afán renovador, dan especial entrada a los problemas del momento histórico.

3. El Novecentismo con el ideal de la literatura pura.

4. Las Vanguardias y la intensa búsqueda de nuevas formas.

5. El grupo del 27, que enlaza con la vanguardia pero depurando la poesía e integrándola con otras tendencias (poesía pura, clasicismo, neopopularismo).

Estudiemos detenidamente cada una de estas corrientes.

1 Paradoja.- Cuanto peor es la situación política y social de nuestro país, mejor es su producción artístico-literaria. Ejemplos: Barroco, el 98, el 27 (2ª Edad de Oro o Edad de Plata).
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1. EL MODERNISMO
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1.1. CONCEPTO

En términos artísticos, la palabra “modernismo” se aplicó a una serie de tendencias europeas y americanas surgidas en los últimos años del siglo XIX. Estas tendencias presentaban una serie de rasgos comunes:

a. Anticonformismo.

b. Deseo de renovación.

c. Oposición a las tendencias artísticas vigentes (realismo y naturalismo).

Pese a lo dicho, en el terreno literario los críticos no se han puesto de acuerdo sobre el concepto de este movimiento. A grandes rasgos podemos reducir las diferentes interpretaciones que se han dado a sólo tres:

a. Considerar el Modernismo como un movimiento literario bien definido que se desarrolla entre 1855 y 1915 y que se define por el esteticismo y el escapismo.

b. Algunos piensan que el Modernismo no es un movimiento literario, sino una época y una actitud que incluye múltiples y diferentes manifestaciones, unas marcadas por el esteticismo y escapismo, pero otras no.

c. Una postura intermedia entre las anteriores en la que “cabría definir el Modernismo Literario como un movimiento de ruptura con la estética vigente, que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental alcanza hasta la Primera Guerra Mundial”. Este movimiento de ruptura enlazaría con la amplia crisis espiritual de Fin de Siglo y sería una manifestación más de la misma.

1.2. LOS ORÍGENES DEL MODERNISMO

El movimiento modernista, como es obvio, no surge de la nada, sino que es consecuencia de una serie de factores:

1.2.1. Raíces históricas y sociales
El Modernismo fue un movimiento, como dijimos antes, marcado por el anticonformismo. Esa actitud venía provocada por el desacuerdo de los escritores con el espíritu materialista y utilitario de la sociedad europea de la segunda mitad del siglo XIX. Esta sociedad había nacido con la Revolución Industrial y había llevado al poder político a la clase burguesa, que impondrá una rígida moral y unas pautas de comportamiento férreas. Los escritores modernistas reaccionarán contra esta sociedad de normas y formalismos, exigiendo una mayor libertad y el derecho a ser diferentes (pelo largo, vida bohemia, amores “amorales”, etc.).

Las actitudes de los escritores ante este panorama social podemos resumirlas en dos:

a. Algunos manifestarán en sus obras su oposición al sistema de una forma explícita, adoptando una actitud de rebeldía política (el poeta cubano José Martí, por ejemplo).

b. Pero la mayoría expresará su disconformidad mediante el aislamiento de esa sociedad con la que no comparten casi nada. Ese aislamiento será de muchos tipos, pero predominarán las posturas que recrean mundos aristocráticos propios ya de otros tiempos (Valle-Inclán en Sonata de Otoño, por ejemplo) o mundos exóticos orientales (Rubén Darío, Villaespesa o Marquina...).

1.2.2. Raíces literarias
El Modernismo literario nace en Hispanoamérica en países que ya habían conseguido la independencia en ese siglo o, en el caso de Cuba o Puerto Rico, estaban en pleno proceso. Esta situación histórica explica que entre los autores modernistas nos encontremos en los primeros tiempos con un rechazo de la tradición literaria española y que, por tanto, vuelvan sus ojos a otras literaturas, como la francesa.

De la literatura francesa les interesarán, fundamentalmente, dos movimientos artísticos que se desarrollan en la segunda mitad del siglo XIX: el Simbolismo y el Parnasianismo.

A) Parnasianismo. Los parnasianos buscarán por encima de todas las cosas la perfección formal de la obra literaria. Representa un intento de alejarse de la realidad de su época por medio de la creación de otra realidad artificial en la que sólo importa la belleza. El esteticismo y el deseo de evasión o escapismo serán las notas distintivas del Parnasianismo.

B) Simbolismo Los simbolistas también reaccionan contra un arte que se limita a representar la realidad. Ellos se proponen ir más allá de lo que se puede percibir por los sentidos. La misión del artista será la de descubrir esas “otras realidades” que existen tras la realidad aparente y luchar con el lenguaje para intentar sugerirla al lector.

Aunque en buena parte el Modernismo se olvida de la tradición literaria española, sí encontramos en sus obras referencias a algunos autores o movimientos:

A) Bécquer y los simbolistas españoles. Bécquer fue el mejor representante en España del movimiento simbolista y como tal lo entenderán los poetas modernistas.

B) El Mester de Clerecía. De esta escuela literaria medieval les interesará a los modernistas el verso alejandrino, que se convertirá en uno de los metros más usados.

A la vista de lo expuesto anteriormente, podríamos fijar los orígenes del Modernismo y acercar esta definición: “El Modernismo es un arte sincrético en el que se entrelazan armónicamente tres corrientes: una extranjerizante (Parnasianismo y Simbolismo), otra americana (literaturas y tradiciones autóctonas) y la tercera, hispánica (Bécquer, Clerecía).”

1.3. TEMÁTICA DEL MODERNISMO

Los temas de la literatura modernista podemos clasificarlos en dos grandes bloques que responden en buena medida a las influencias básicas de los movimientos parnasiano y simbolista:


• La literatura de los sentidos. Algunos escritores pondrán sus ojos en la exterioridad sensible,  buscando la perfección formal, la belleza. La influencia parnasiana es evidente en estos casos.

• La literatura de la intimidad. También apuntan hacia la expresión de la intimidad, de los sentimientos del autor. Estos sentimientos pueden ser vitalistas y optimistas: “Ínclitas razas ubérrimas sangre de Hispania fecunda”, o bien, angustiados y melancólicos:

“Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
Y sufrir por la vida y por la sombra y por
Lo que no conocemos y apenas sospechamos,
Y la carne que tienta con sus frescos racimos,
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!...”

En esta línea literaria se puede apreciar la presencia del Simbolismo, y es la que mejor puede explicarnos el Modernismo como manifestación de la Crisis de Fin de Siglo.

Vinculados en mayor o menor medida con uno u otro de los dos bloques de contenidos anteriores, encontramos en la literatura modernista una serie de temas recurrentes:

A) La crisis espiritual. Sensaciones de soledad, de melancolía, de tristeza, de desarraigo de una sociedad que no puede ni quiere comprender al artista. Esta crisis provocará la exaltación de todo aquello que vaya contra lo racional y lo real, y así entrarán en sus obras lo pasional, lo fantástico, el misterio, los sueños...
La expresión de estos sentimientos angustiados la realizarán por medio de símbolos2
como ‘la tarde’, ‘el otoño’, ‘los parques’, etc.

B) La evasión. Este tema deriva del anterior: el escritor se encuentra inmerso en una realidad que le disgusta y tiene que manifestar su disconformidad de alguna manera. Algunos autores intentarán transformar la realidad mediante la crítica y la acción política,

“Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma,
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma”

pero la mayoría preferirá olvidarse de esa realidad, escaparse de ella,

“La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
Que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
Está mudo el teclado de su clave sonoro;
Y en el vaso olvidada se desmaya una flor.”

En la literatura modernista nos encontraremos tres maneras diferentes de evasión de la realidad:

1. El mundo de los sueños.
2. La evasión temporal hacia mundos pasados supuestamente más bellos y más libres.
3. La evasión espacial hacia mundos exóticos (orientales, sobre todo) en los que encontrar aquello de lo que carece la civilización occidental.

C) Cosmopolitismo. Es consecuencia de la necesidad de evasión. Muchos autores intentaron buscar la diferencia en los comportamientos aristocráticos alejados de la mediocridad burguesa dominante. Ese cosmopolitismo desembocó en una devoción por la gran ciudad y por la vida bohemia.

2 Símbolo: sustitución de un término real por uno imaginario sin que exista entre ellos una relación evidente.

D) El sentimiento amoroso. El amor en la literatura modernista oscilará entre dos polos opuestos:

• La idealización del amor y de la mujer entendida como amor imposible e inalcanzable. El amor irá asociado a sentimientos como la tristeza, la soledad, la melancolía...

• Concepción vitalista del amor, marcada por la búsqueda del sexo y del placer. Esta actitud hay que relacionarla con el deseo de los modernistas de rebelarse contra toda norma y moral.

E) La búsqueda de las raíces. Los modernistas hispanoamericanos se ocuparán con sus obras de recuperar el pasado precolombino y sus mitos, con el fin de autoafirmarse frente a la tradición española. En un segundo momento, sin embargo, los autores hispanoamericanos volverán a ocuparse de la tradición hispánica como acto de afirmación frente a la presión económica, política, militar y cultural estadounidense.
La búsqueda de las raíces propias del individuo se debe entender también como consecuencia de la crisis espiritual que está en la base del Modernismo: cuando al artista se le rompe su realidad, necesita encontrar unos nuevos fundamentos sobre las que construir una nueva realidad más satisfactoria.

1.4. EL ESTILO MODERNISTA


Si tuviéramos que intentar definir el estilo modernista en pocas palabras, lo haríamos con las que siguen: “El Modernismo era el encuentro de nuevo con la belleza, sepultada durante el siglo XIX por un tono general de poesía burguesa”. En las palabras de Juan Ramón Jiménez podemos encontrar la base de la intención estética modernista: diferenciarse de la mediocridad burguesa (también en literatura) dominante y hacerlo mediante el cultivo de la Belleza, ya que la literatura realista (la propia de la sociedad burguesa) había preferido cultivar otros valores (la autenticidad, la crítica, la denuncia...). A esta actitud de búsqueda de la Belleza es a lo que llamamos esteticismo.

Algunas de las características que definen el esteticismo modernista pueden ser:

A) Intento de reflejar mediante la palabra múltiples valores sensoriales (auditivos, visuales, olfativos, etc.).
B) Abundan los recursos fónicos que son útiles para conseguir la musicalidad del verso.
C) Enriquecimiento léxico por la introducción de cultismos y neologismos.
D) Adjetivación abundante y, en muchos casos, ornamental.
E) Utilización de sinestesias (“furia escarlata”, “rojos destinos”, etc.).
F) Metáforas e imágenes originales y deslumbrantes:

“Nada más triste que un titán que llora,
hombre-montaña encadenado a un lirio.”

G) En lo referente a la métrica, los modernistas preferirán los versos largos (dodecasílabos, alejandrinos) y se caracterizarán por la alteración libre de los versos y el uso de estrofas tradicionales, por ejemplo el soneto.

RUBÉN DARÍO



Félix Rubén García Sarmiento (1867-1916), nicaragüense, fue periodista y visitó diversos países de América y Europa. Se estableció dos veces en España con misiones de representación o de diplomacia. Era un nómada que vivió con opulencia y miseria. En su primera venida a España (1892) saludó emocionado a los escritores más famosos. Volvió un año después del desastre de 1898 y ya era ídolo de los jóvenes escritores.
En lírica alcanzó un estilo nuevo, de extraordinaria brillantez. Sus obras son:
Azul, Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza. Como los parnasianos, concibe el poema como una creación sólida y de gran musicalidad, con temas paganos y exóticos, un mundo poblado sólo de belleza. De los simbolistas hereda el goce de la palabra como forma simple, su rebeldía social, su peculiar moral entre la sensualidad pagana y un catolicismo superficial.

Los temas dominantes en su poesía son:

- un erotismo sin amada,
- una preocupación social y política, de marcado signo hispánico y americanista,
- una devoción al arte.


Hizo girar la poesía española, pues influyó de manera directa sobre muchos líricos, especialmente Juan Ramón Jiménez (pero también sobre Antonio Machado y Valle- Inclán) y provocó toda una renovación de la lírica hispánica, situándola a la altura de las principales naciones europeas (Francia, Italia, Inglaterra, Alemania…).

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2. LA GENERACIÓN DEL 98
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2.1. CONCEPTO
El nacimiento de la Generación del 98 es similar al movimiento anterior, al Modernista.

Así podemos caracterizar esta generación por:
• Un Espíritu de protesta contra lo establecido.
• Profundo amor al arte.
• Influencias del Parnasianismo y Simbolismo.
Como hemos visto, esos tres caracteres eran propios también de la literatura modernista. Sin embargo en la Generación del 98 se dan una serie de temas que no se manifiestan en el Modernismo como son:

• La preocupación por el tema de España.

• La preocupación religiosa y existencial.

La sobriedad estilística y la huida, por tanto, del esteticismo modernista

Los autores más relevantes de la “Generación” serían Antonio Martínez Ruiz “Azorín”, Pío Baroja, Antonio Machado, Ramiro de Maeztu y Ramón María del Valle-Inclán. Miguel de Unamuno
Poesía de Antonio Machado



2.2. EVOLUCIÓN IDEOLÓGICA DE LA GENERACIÓN DEL 98

2.2.1. Primera etapa: Juventud del 98


Los primeros años de todos estos autores vienen dominados por un espíritu de protesta y rebeldía. Ideológicamente, se muestran cercanos a las posturas más revolucionarias de la época. “Azorín” resumió esta primera etapa en una frase: “Un espíritu de protesta, de rebeldía, animaba a la juventud del 98”.

2.2.2. Segunda etapa: El Grupo de los Tres

En el año 1901, “Azorín”, Baroja y Maeztu publicarán un Manifiesto con el que pretenden animar a “la generación de un nuevo estado social en España”. La intención de este texto y de sus autores no es ya revolucionaria (no pretenden cambiarlo todo), sino más moderada: pretenden reformar el país y entienden que desde la acción política no es posible.

2.2.3. Tercera etapa: Madurez del 98


Hacia el año 1910 los autores del 98 han abandonado sus intentos de cambiar España, centrándose en sus problemáticas individuales vistas con un enorme subjetivismo. Este período es el que tradicionalmente se ha considerado más característico de la Generación del 98 y viene definido por tres rasgos principales:

• Su pensamiento enlaza con el de los irracionalismos de la segunda mitad del siglo XIX (Schopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard).

• Los temas más corrientes en sus obras girarán en torno a las preocupaciones religiosas y existenciales.

• Seguirán interesándose por España, sus problemas y su esencia, pero desde posturas muy subjetivas.

2.3. ESTÉTICA DEL 98

Técnicamente, la literatura de los autores del 98 podemos caracterizarla por los
siguientes rasgos:

• Subjetivismo.

• Predominio del contenido sobre la expresión.

• Renovación lingüística, a través de un lenguaje sencillo y directo, y también a través de la inclusión de términos propios del habla popular y dialectal.

2.4. TEMAS DEL 98

La literatura del 98 se preocupó, sobre todo, por cuatro temas:
A) El tema existencial La vida humana y su sentido, la soledad, la tristeza y la melancolía, el amor y la ausencia del amor, etc.

B) El tema religioso Muy vinculado con el anterior, ya que Dios puede ser lo que de sentido a la vida humana. La existencia o la no existencia de Dios, el problema del alma y la inmortalidad, la fe, la razón y el corazón, son preocupaciones que aparecerán en sus textos.

C) El tema social y la preocupación por la situación de España Todos estos autores intentaron en uno u otro momento de sus vidas, transformar la vida española: analizaron las causas de la decadencia del país, así como los problemas concretos que existían en los primeros años del siglo.

D) La propia literatura también apareció como tema en sus obras: intentaron definirla y adaptar los distintos géneros literarios a sus fines.

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3. LA GENERACIÓN DEL 1914 Y EL NOVECENTISMO
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Dos denominaciones para un mismo movimiento. Se trata de escritores nacidos en los años 80 del siglo XIX cuyas ideas tienen sus raíces en un reformismo burgués.
En lo cultural aparece un nuevo tipo de intelectual que hace gala de pulcritud, con una sólida preparación universitaria, con pretensiones de objetividad y claridad racionalista, orientado a la formación de minorías. Común a todos es la reacción contra las actitudes decimonónicas y el europeísmo. Con todo, el problema de España sigue estando muy presente. Su estética se caracteriza por:

- la huida del sentimentalismo,
- la pulcritud, la preocupación por el lenguaje, su estilo cuidado,
- el intelectualismo, esto es, un imperativo de selección que produce una literatura para minorías,
- el ideal de un arte puro,
- la obsesión por la obra bien hecha, bien meditada.

Los géneros más cultivados son el ensayo (con autores como Eugenio D’Ors, Gregorio Marañón, Ortega y Gasset) y la novela (con Concha Espina, Ricardo León,  Wenceslao Fernández Flórez, Benjamín Jarnés, Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala).

La poesía de la generación de 1914 está dominada por la ingente figura de Juan Ramón Jiménez.


LA POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
Poeta español y premio Nobel de Literatura. Nació en Moguer (Huelva), y estudió en la Universidad de Sevilla. Los poemas de Rubén Darío, el miembro más destacado del Modernismo en la poesía española, le conmovieron especialmente en su juventud. También sería importante la lectura de los simbolistas franceses, que acentuaron su inclinación hacia la melancolía. Después se instalaría en Madrid, haciendo varios viajes a Francia y a Estados Unidos, donde se casó con la que ya sería su compañera ejemplar de toda la vida, Zenobia Camprubí. En 1936, al estallar la Guerra Civil española se vio obligado a abandonar España. Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, fueron sus sucesivos lugares de residencia. Moriría en este último país, donde recibió ya casi moribundo la noticia de la concesión del Premio Nobel.
Hay en Juan Ramón Jiménez una permanente inquietud, una constante búsqueda, que explican su peculiar evolución. Su obra resume los caminos recorridos por la poesía española desde el Modernismo hacia nuevas formas. En esa trayectoria ininterrumpida, suelen distinguirse varias etapas, siguiendo declaraciones del propio autor: De 1919 es el famoso poema en que Juan Ramón resume la evolución de su poesía hasta ese año: «Vino primero, pura,...». Según estos versos, su trayectoria habría pasado por las siguientes etapas:
1. Poesía sencilla, inocente, en sus comienzos. Destacan Arias tristes y
Jardines lejanos.
2. Poesía envuelta en los ropajes del Modernismo. De esta etapa es La soledad sonora.
3. Etapa de depuración progresiva, hacia una nueva sencillez. Aquí encontramos los libros de poemas Diario de un poeta recién casado y Eternidades.
4. Poesía desnuda, definitivamente depurada de las galas modernistas, con el libro La estación total.

En definitiva, Juan Ramón Jiménez ocupa un lugar privilegiado junto a los grandes líricos de nuestra literatura, como poeta de excepcional sensibilidad, como modelo de las más exigentes inquietudes estéticas y de continua capacidad de renovación.
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4. EL VANGUARDISMO
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Los novecentistas habían introducido novedades pero la verdadera ruptura es lo que significan los movimientos de vanguardia, movimientos que se oponen a la estética anterior y que proponen concepciones profundamente nuevas del arte y de las letras.
Hacia 1914 se perciben en España una nueva sensibilidad y unas nuevas orientaciones estéticas que se acentuarán en los años 20. Se observa un alejamiento de la realidad aparente como decisiva ruptura con cualquier forma del realismo y la deshumanización diagnosticada por Ortega. Hay una exploración estética, en busca de nuevas formas y un nuevo lenguaje. Picasso fue el motor del arte nuevo. En literatura, las vanguardias tienen como pionero a Ramón Gómez de la Serna.
Pueden observarse cuatro etapas en el desarrollo del Vanguardismo español:

- De 1908 a 1918: primeras manifestaciones de la literatura de vanguardia protagonizadas esencialmente por Ramón Gómez de la Serna

- De 1918 a 1925, desde la llegada del poeta chileno Vicente Huidobro hasta los primeros contactos con el Surrealismo. Años presididos por el Ultraísmo y el Creacionismo. Predomina el optimismo vital, el juego, la exaltación de la modernidad y la deshumanización.

- De 1925 a 1930 es el influjo dominante del Surrealismo y el proceso de rehumanización con cierto pesimismo y angustia ante los efectos deshumanizantes.

- De 1930 a 1936: un nuevo Romanticismo y el ocaso del Vanguardismo.

MOVIMIENTOS VANGUARDISTAS

En los movimientos españoles confluyen diversos movimientos europeos como el Futurismo, el Cubismo y el Dadaísmo.

Futurismo
Exalta la civilización mecánica y las conquistas de la técnica. Escoge nuevos temas como la máquina, el avión, el deporte… El lenguaje pretende la supresión de adjetivos y adverbios en aras del dinamismo y hasta la destrucción de la sintaxis para dejar las palabras en libertad. Su principal representante es el italiano Marinetti. En España no tuvo éxito.

Cubismo
Nació como escuela pictórica pero el movimiento literario arranca con Guillaume Apollinaire. Trata de deshacer la realidad para recomponerla libremente, mezclando conceptos, imágenes, frases. A ello se añaden los caligramas, especiales disposiciones tipográficas de los versos formando imágenes visuales, y otros artificios como el collage.

Dadaísmo
Tendencia encabezada por Tristán Tzara que se caracteriza por su rebeldía pura contra la lógica, las convenciones estéticas o sociales y el sentido común. Nace de la repulsa de una racionalidad que ha conducido al absurdo de la guerra. Propugna, frente a ello, liberar la fantasía de cada individuo, la superación de todas las inhibiciones y la creación de un lenguaje incoherente.

Ultraísmo
Recoge elementos futuristas, cubistas y dadaístas. El nombre indica la voluntad de ir más allá del Novecentismo. Incluye los temas maquinistas y deportivos, rechaza lo ornamental y busca imágenes nuevas, metáforas de múltiples sugerencias. A ello se añaden innovaciones tipográficas a la manera de los caligramas. Su principal promotor fue Guillermo de Torre.

Creacionismo
Este movimiento fue iniciado por el chileno Vicente Huidobro en París. Busca el alejamiento de la realidad, pues el poema será un objeto autónomo. Entre sus seguidores españoles figura Gerardo Diego.

Surrealismo
Es la revolución más importante surgida en literatura y en arte en el siglo pasado. No se presenta sólo como una renovación estética, sino que pretende ser una revolución integral. Busca la liberación total del hombre, de sus impulsos reprimidos en el subconsciente. Lo que llamamos vida no es sino la cara más gris de la realidad; hay que conquistar una verdadera vida, acceder a una realidad más alta, una superrealidad (sur-réalité) que se halla como amordazada en lo más hondo de las conciencias.

Todo ello equivale a liberar el poder creador del hombre, tarea en la que la poesía ocupa un lugar privilegiado. Se intenta una escritura automática, sin reflexión. A veces mediante drogas se provocan alucinaciones y delirios para transcribir experiencias extra-racionales. Así se produce una liberación del lenguaje con respecto a los límites de la expresión lógica.
La irrupción del Surrealismo significa la crisis del ideal de pureza y deshumanización que durante años había dominado el horizonte de la poesía española. Lo humano, e incluso lo social y lo político, penetrarán de nuevo en la literatura, por los cauces de la expresión surrealista.

La prosa de Vanguardia
Salvo el caso de Ramón Gómez de la Serna, los movimientos reseñados afectan sustancialmente a la poesía. En cuanto a la prosa, las novedades arrancan de las orientaciones novecentistas, de las que eran ejemplo Miró y Pérez de Ayala. En el pivote entre Novecentismo y Vanguardia se situaba Benjamín Jarnés.

5. EL GRUPO POÉTICO DEL 27


5.1. NÓMINA DE AUTORES
Entre los miembros indiscutibles del 27 se suele citar a Pedro Salinas, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Gerardo Diego, Federico García Lorca y Rafael Alberti.


Lorca


                                                           Poema de Celso Emilio Ferreiro

Rafael Alberti



Gerardo Diego

A esta lista suelen añadirse algunos nombres más: Dámaso Alonso, Juan José Domenchina, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre y Miguel Hernández.


5.2. CARACTERÍSTICAS
No es fácil trazar una caracterización del grupo que permita diferenciar claramente etapas estéticas sucesivas. Cernuda, uno de sus miembros, habla de cuatro fases distintas:

 1) poesía pura y predilección por la metáfora;
 2) actitud clasicista-gongorina;
 3) contacto con el surrealismo 
 4) vuelta al interés del hombre como tema poético.

 Lo habitual es simplificar este esquema y hablar de dos grandes etapas, a grandes rasgos correspondientes, respectivamente, a los años veinte y a los treinta: deshumanización y rehumanización. A fin de cuentas, esa evolución es idéntica a la que se registra en el conjunto de la literatura española anterior a 1936. 
Analicemos detenidamente cada una de las características enunciadas:

1. Poesía pura y predilección por la metáfora. Poesía pura es todo lo que
permanece en el poema después de haber eliminado todo lo que no es poesía. Pura
es igual a simple, químicamente.
En esta misma línea, al poeta del 27 le interesa crear una nueva realidad a partir de
otra distinta, y la imagen (la metáfora) le parece el recurso idóneo para poner en
contacto estos dos elementos (realidad – ficción).

2. La actitud clasicista. Los poetas del 27 se interesan por el Poema de Mio Cid, la lírica tradicional, los cancioneros, el romancero, Berceo, Gil Vicente, San Juan de la Cruz, Fray Luis de León,Cervantes… Los homenajes son, en muchos casos, explícitos. Sirvan estos cuatro ejemplos: el título de La voz a ti debida, de Salinas, está tomado de la tercera égloga de Garcilaso; en el poema "Con él", de Marinero en tierra, Alberti escribe: "Si Garcilaso volviera / yo sería su escudero; / qué buen caballero era…"; a Bécquer dedica el mismo Alberti Sobre los ángeles; y Cernuda toma el título
de su libro Donde habite el olvido del penúltimo verso de la rima LXVI del poeta romántico. También se ejemplifica este respeto a la tradición literaria en los muchos sonetos escritos por ellos y las fuentes populares de las que beben no pocos de sus poemas.
Mención aparte merece el interés de este grupo por Góngora. De Góngora admiran estos poetas su capacidad técnica, aprecian su hermetismo y valoran su habilidad para manejar la palabra y, sobre todo, la imagen. Pero, fundamentalmente, los atrae de él su actitud de artista transformador de la realidad.

3. Contacto con el surrealismo. La conexión con el surrealismo es un tema que los propios integrantes del grupo del 27 parecen haberse esforzado en sumir en la penumbra. Negaron casi en bloque (Alberti, Alonso, Guillén) esa vinculación que, sin embargo, resulta evidente si se toman como referencias, por ejemplo, Pasión de la tierra y La destrucción o el amor, de Aleixandre; Sobre los ángeles, de Alberti; Los placeres prohibidos, de Cernuda; o Poeta en Nueva York, de Lorca.

4. Rehumanización (a partir de 1930). Las circunstancias políticas y literarias cambian sustancialmente, por la proclamación de la República en 1931 y, sobre todo, por el empuje de dos poetas llegados de Hispanoamérica: César Vallejo, que visita España en 1930, y Pablo Neruda, cónsul de Chile en Barcelona desde 1934. En su revista Caballo Verde para la Poesía (octubre de 1935), Neruda escribe una especie de manifiesto de título bien significativo: "Sobre una poesía sin pureza". Si la poesía pura apelaba a la minoría selecta, la literatura comprometida se lanza ahora a la
búsqueda del gran público que se estaba adueñando de la sociedad. Todo esto sitúa al ser humano y sus problemas en el centro de toda la producción literaria.

5.3. RECURSOS MÉTRICOS


No debemos olvidar aquí lo apuntado en el apartado anterior. El grupo del 27 eleva la imagen, en concreto la metáfora, hasta una cima sólo comparable con la producción del Siglo de Oro. Del Siglo de Oro toman también alguna composición como el soneto, la canción o la égloga.
También en la métrica del grupo se ha operado una reducción, se desechan muchas de las brillantes variedades de versos y estrofas modernistas. A la vez, desarrollaron el verso libre o el versículo, que responde a otra concepción del ritmo: lammedida y las pausas son variables, los acentos no aparecen con regularidad, aunque su distribución puede quedar dentro de ciertos límites, a diferencia de la prosa ordinaria. El ritmo del versículo brota de la misma organización o forma del contenido del poema: se basa en la reiteración, no ya de elementos fónicos, sino de ideas, de palabras, de estructuras sintácticas…

5.4. EL FINAL DEL GRUPO DEL 27


Después de la guerra, Lorca ha sido asesinado por los fascistas y los demás parten para un largo exilio.
El grupo se ha dispersado. En el exilio se inicia un nuevo ciclo poético marcado por el dolor del hombre, el desarraigo por la patria perdida. Únicamente queda la evocación tan emocionada de Dámaso Alonso: "Cuando cierro los ojos, los recuerdo a todos en bloque, formando conjunto, como un sistema que el amor presidía".

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6. EL TEATRO ESPAÑOL ANTERIOR A 1936
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6.1. CARACTERÍSTICAS GENERALES
Pesan con especial fuerza los condicionamientos comerciales; para los empresarios lo importante es el gusto del público aristocrático y burgués. De ello se derivan limitaciones y problemas en dos terrenos: 1) en lo ideológico, escasas posibilidades, pues no se puede herir al público burgués. 2) En la estética, resistencia a las experiencias innovadoras que triunfan en otros géneros, especialmente en la poesía.

6.2. TENDENCIAS DEL TEATRO ESPAÑOL EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO
El teatro que triunfa es el continuador del que imperaba en la segunda mitad del siglo XIX, el drama posromántico de Echegaray, alta comedia, teatro costumbrista, etc. Concretamente, se cultivan las siguientes tendencias:
- Una comedia burguesa, con Jacinto Benavente y sus seguidores en la que hay ciertos atisbos de crítica social. Es el que llena las salas de teatro.
- Un teatro en verso, neorromántico y con las adquisiciones formales del Modernismo, de orientación tradicional.
- Un teatro cómico, en el que predomina un costumbrismo tradicional, emparentado con el género chico, teatro musical que es hermano menor de la zarzuela.

El teatro que pretende innovar con nuevas formas o enfoques ideológicos:

- Experiencias teatrales de algunos noventayochistas (Unamuno y Azorín), de algún coetáneo como Jacinto Grau, y el caso aparte, dentro de la misma generación, de Valle-Inclán.

- Nuevos impulsos renovadores posteriores, debidos a las vanguardias y a la generación del 27. La obra de García Lorca será síntesis y cima de las inquietudes teatrales del momento.

El teatro en verso
El llamado teatro poético a principio de siglo es una continuación de hábitos del siglo XIX. Significa la presencia en los escenarios del arte verbal modernista, arte sonoro, efectos coloristas, etc. Se asocia a esto una ideología tradicionalista que ante la crisis espiritual de la época responde exaltando los ideales nobiliarios, las gestas medievales o los altos momentos del Imperio. Incluso formalmente se percibe una voluntad de entroncar con la tradición dramática del Siglo de Oro.
Destacan Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina. Este teatro se prolongó en años posteriores con José María Pemán (El divino impaciente).
Dentro del teatro en verso, aunque con otro enfoque, hay que situar las obras escritas en colaboración por los hermanos Machado como La Lola se va a los puertos.

El teatro cómico
Tanto la comedia costumbrista como el sainete tuvieron mucho éxito. Los autores más importantes son los hermanos Álvarez Quintero, que escribieron sainetes y juguetes cómicos en un acto como La reina mora o El patio. Junto a ellos, Carlos Arniches con sus sainetes de ambiente madrileño, continuadores del género chico, como El santo de la Isidra, y la tragedia grotesca, tímido intento de un género nuevo, con obras como La señorita de Trévelez (1916). Se trata de obras en las que la peripecia cómica envuelve a seres desgraciados o insignificantes y en las que se funden lo risible y lo conmovedor.
En un nivel más bajo (por su calidad, no por su éxito) del teatro cómico de este periodo se encuentra el género llamado astracán o astracanada cuyo creador fue Pedro Muñoz Seca (1881-1936). Se trata de unas comedias descabelladas, llenas de chistes, sin pretensión alguna de calidad. Su único objetivo es la carcajada. Destaca La venganza de Don Mendo, hilarante parodia de los dramas zorrillescos o
neorrománticos y, de rechazo del teatro en verso de aquellos años.

Algunas tentativas renovadoras
Las experiencias renovadoras de la época se vieron condenadas al fracaso.
Los intentos de Unamuno (Fedra, Soledad y Raquel, El otro) y Azorín, con Brandy, mucho brandy o Angelita y su trilogía Lo invisible sobre la angustia de la muerte no tuvieron éxito.
Jacinto Grau, barcelonés, se dedicó exclusivamente al teatro, un teatro denso, ambicioso al que se le negó el triunfo. Suele inspirarse en temas literarios o en grandes mitos como en El señor de Pigmalión, trasposición moderna del famoso mito clásico, en la que presenta a un artista, creador de unos muñecos que, anhelantes de vida propia, se revuelven contra él.
También hay que aludir a Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) padre del vanguardismo.

El teatro en la generación del 27
Esta generación no es sólo el grupo de poetas que suele designarse con ese rótulo, sino que pertenecen también, por su edad, Casona, Max Aub, Jardiel Poncela o Mihura. A estos hay que unirles a Lorca, Alberti y Miguel Hernández. Destacan por la depuración del teatro poético, la incorporación de las formas de vanguardia y el propósito de acercar el teatro al pueblo.

VALLE-INCLÁN
Es, sin duda, el autor más importante y vigente que aparece en la escena teatral prebélica, poder que mantiene hasta hoy. Dentro de un proceso de construcción de su propia leyenda, transformó su vida a su capricho (e incluso su nombre), imbuyéndose de lleno en la bohemia y la excentricidad. Fue un avanzado en el teatro y en la novela.
En su obra dramática hay una clara vocación de ruptura, tanto formal como temática.

La obra evoluciona a la vez que su ideología. Se habla de cuatro etapas sucesivas:

1. Época modernista (entre 1902 y 1905), marcada por el decadentismo y el simbolismo. Su obra presenta ya unos perfiles muy definidos: una voluntad de estilo artístico, una permanente exhibición de belleza porque sí, que contrasta vivamente con la literatura anterior, la realista, fotográfica y gris. Comprende las Sonatas (de Primavera, de Estío, de Otoño y de Invierno), en novela. En teatro compone el ciclo de las Comedias bárbaras: Águila de Blasón, Romance de lobos y Cara de plata. Son consideradas habitualmente “dramas irrepresentables” o novelas dialogadas.

2. Etapa primitivista, que manifiesta una evolución estilística apreciable en novela la trilogía La guerra carlista. Aquí muestra, junto a los resabios modernistas, un lenguaje desgarrado y bronco, que acentúa la presencia de un léxico rústico. La violencia, la crueldad, las pasiones desbordadas así como las leyendas, los mitos y las supersticiones serán los temas predominantes en esta etapa.

3. Etapa de las farsas y obras artificiosas, coincide con la aparición de sus “farsas” y
dramas de 1910 y 1912: La cabeza del dragón, Cuento de abril, Voces de gesta.
Se trata de experimentos teatrales en los que el autor crea un mundo artificioso.
En 1916 publica lo que va a ser un interesante documento de un cambio de
orientación: La lámpara maravillosa.

4. Época del “esperpento”, que consolida su arte a partir del decisivo año de 1920 con la publicación de Luces de bohemia (subtitulada “esperpento”). Con este término, Valle-Inclán quiere que sus obras sean una superación del dolor y de la risa. Con los años, el arte valleinclanesco ha ido acentuando los perfiles grotescos, subrayando la broma o las situaciones ridículas. Del mismo año 1920 es La enamorada del rey, Divinas palabras, y posterior y más extremo, el conjunto de Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán). Estas mismas características las muestran las novelas de la época:
Tirano Banderas y El ruedo ibérico. En esta etapa el estilo es desgarrado, agrio aun en su humor; no se detiene ante los toques repulsivos más extremos para acentuar lo absurdo y lo deforme. Es, sin embargo, una prosa cuidadísima y genial.